Los que se quedan

 Alexander Payne era junto con Wes Anderson y otros, uno de los directores con mejor futuro de los  que aparecieron a fines de los 80 y principios de los 90 en Hollywood: había obtenido  dos Oscar por las películas Sideways y Los Descendientes, dos comedias dramáticas con buenas actuaciones.

Su estrella sin embargo pareció apagarse en el 2017 luego del estreno de Downsizing una comedia de ciencia ficción que inicialmente iba a ser protagonizada por Paul Giamatti (quien fue uno de los artífices del logro de Sideways) pero fue reemplazado luego por Matt Damon, la película no tuvo éxito de público y la crítica la señaló como uno de los puntos más bajos de su carrera. 

Pero todo cambió cuatro años después cuando se anunció el reencuentro de Payne con Paul Giamatti para llevar al cine el guion de David Hemingson The Holdovers (Los que se quedan), otra comedia dramática ambientada en un colegio privado de la costa este norteamericana.

Paul Giamatti interpreta a Paul Hunham un veterano profesor de Historia que debe quedarse a cuidar a un grupo de estudiantes que ha sido "abandonado" (held over) por sus padres y se quedarán a pasar allí las vacaciones. Poco después un helicóptero se lleva a la mayoría de ellos menos a Angus Tully, quien se debe quedar de todos modos por estar castigado.

De este modo el enorme colegio se quedará prácticamente solo con tres habitantes Tully, el profesor Hunham y la cocinera Mary Lamb, una dama de color que no ha superado la pérdida de su hijo. Entre estos tres solitarios personajes de desarrollará una relación que irá pasando del recelo a la complicidad y deciden iniciar un viaje que los llevará a la vecina Boston, donde la cocinera se quedará visitando a su hermana.

The Holdovers nos ha traído sin duda al mejor Payne, aquel que brilló en Sideways, Nebraska o la casi perfecta About Schimdt, la cual nos regaló una de las últimas mejores actuaciones del hoy retirado Jack Nicholson. El director logra poner en escena un guion inteligente dosificando momentos del refinado humor que siempre lo caracteriza, y haciendo entretenida la historia a pesar de sus más de dos horas de duración.



Pero obviamente lo que más destaca son las estupendas actuaciones de Giamatti, Da'Vine Joy Randolph y el joven Dominic Sessa, quienes componen a una divertida banda de personajes solitarios a los que nadie parece importarle. El vínculo que ellos componen ante nuestros ojos no solo resulta creíble sino que se vuelve hasta entrañable.

A pesar del tono nostálgico que impregna la mayor parte del film y el final no tan feliz, la película se aprecia con entusiasmo y alarga la lista de buenos trabajos que se han presentado para la temporada de premios de este año. La tiene difícil, pero esperemos que logre al menos uno de los premios.

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