1917
Cuando muchos empezaron a hablar de la proeza técnica de filmar 1917 tuve mis dudas, me ha pasado que cuando he visto películas que confían mucho en la tecnología o en los efectos especiales, generalmente me he llevado no pequeñas decepciones.
Pero prácticamente al apreciar los primeros fotogramas de 1917, esos temores se desvanecieron. La calidad de imágenes que permite obtener la cámara Arri Alexa LF Mini , construida especialmente para Roger Deakins, el director de fotografía de este film, juega un enorme papel en la implicación del espectador en la trama: en otras palabras nos sentidos prácticamente "absorbidos", por las imágenes de este film, al estilo de un videojuego de última generación.
La historia que nos cuenta 1917 es simple: se interrumpe la siesta de dos soldados británicos, para encargarles una peligrosa misión: llevar un mensaje a las 6ta división para evitar que vayan al ataque y caigan en una trampa que les han preparado los alemanes y que acabaría con la vida de 1600 hombres, entre ellos el hermano de uno de los soldados.
Y así vamos siendo testigos de la aventura de estos soldados, quienes tienen que sortear toda una serie de dificultades cada una más peligrosa que la otra, para así llegar a tiempo.
Pero como ya hemos mencionado antes, no somos cualquier testigo, gracias a la enorme movilidad de la cámara, somos testigos excepcionales, de primera línea, de esta travesía de los cabos Schofield y Blake y casi se puede decir que caminamos junto a ellos.
Parte de este gran realismo se debe también a la decisión de filmar casi todo como si fueran uno o dos planos secuencias (gran trabajo de edición de Lee Smith al eliminar todas las "costuras" entre plano y plano), lo que le da la ilusión del tiempo real a la película.
La dirección de arte y decoración del set, son también determinantes para el realismo del film: las trincheras tanto las británicas como alemanas están reconstruidas al detalle, así como los pueblos destruidos, los puentes caídos, o los pocos interiores que podemos apreciar.
Completan las virtudes de este film, el buen elenco conformado por Dean-Charles Chapman, George Mc Kay, Colin Firth, Mark Strong y Benedict Cumberbatch, aunque si bien estos tres últimos aparecen brevemente, su sola presencia es una gran contribución a esas escenas.
También es digna de destacar la música de Thomas Newman, la cual contribuye aún más a la implicación del espectador en muchas de las escenas, ya sean en los momentos más arriesgados o en los de mayor calma (como el momento en que los soldados de la 6ta oyendo una canción sentados en el bosque, antes de partir a batalla).
En resumen, un nuevo acierto de Sam Mendes, director a quien después de Skyfall, no le habíamos visto nada tan impactante.
Pero ojo, el acierto no es solo por haber elegido tal o cual técnica, sino también por haber elegido bien una historia y haber decidido la mejor forma de narrarla. Sin esta magnífica historia como base (la cual además parte de una anécdota real contada por el abuelo del mismo director), la película no hubiera sido nada más que técnica vacía.
Pero prácticamente al apreciar los primeros fotogramas de 1917, esos temores se desvanecieron. La calidad de imágenes que permite obtener la cámara Arri Alexa LF Mini , construida especialmente para Roger Deakins, el director de fotografía de este film, juega un enorme papel en la implicación del espectador en la trama: en otras palabras nos sentidos prácticamente "absorbidos", por las imágenes de este film, al estilo de un videojuego de última generación.
La historia que nos cuenta 1917 es simple: se interrumpe la siesta de dos soldados británicos, para encargarles una peligrosa misión: llevar un mensaje a las 6ta división para evitar que vayan al ataque y caigan en una trampa que les han preparado los alemanes y que acabaría con la vida de 1600 hombres, entre ellos el hermano de uno de los soldados.
Y así vamos siendo testigos de la aventura de estos soldados, quienes tienen que sortear toda una serie de dificultades cada una más peligrosa que la otra, para así llegar a tiempo.
Pero como ya hemos mencionado antes, no somos cualquier testigo, gracias a la enorme movilidad de la cámara, somos testigos excepcionales, de primera línea, de esta travesía de los cabos Schofield y Blake y casi se puede decir que caminamos junto a ellos.
Parte de este gran realismo se debe también a la decisión de filmar casi todo como si fueran uno o dos planos secuencias (gran trabajo de edición de Lee Smith al eliminar todas las "costuras" entre plano y plano), lo que le da la ilusión del tiempo real a la película.
La dirección de arte y decoración del set, son también determinantes para el realismo del film: las trincheras tanto las británicas como alemanas están reconstruidas al detalle, así como los pueblos destruidos, los puentes caídos, o los pocos interiores que podemos apreciar.
Completan las virtudes de este film, el buen elenco conformado por Dean-Charles Chapman, George Mc Kay, Colin Firth, Mark Strong y Benedict Cumberbatch, aunque si bien estos tres últimos aparecen brevemente, su sola presencia es una gran contribución a esas escenas.
También es digna de destacar la música de Thomas Newman, la cual contribuye aún más a la implicación del espectador en muchas de las escenas, ya sean en los momentos más arriesgados o en los de mayor calma (como el momento en que los soldados de la 6ta oyendo una canción sentados en el bosque, antes de partir a batalla).
En resumen, un nuevo acierto de Sam Mendes, director a quien después de Skyfall, no le habíamos visto nada tan impactante.
Pero ojo, el acierto no es solo por haber elegido tal o cual técnica, sino también por haber elegido bien una historia y haber decidido la mejor forma de narrarla. Sin esta magnífica historia como base (la cual además parte de una anécdota real contada por el abuelo del mismo director), la película no hubiera sido nada más que técnica vacía.
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