Tár

 Lydia Tár es la primera directora de la orquesta filarmónica de Berlín, lo cual es un logro impresionante. Por eso desde los primeros minutos la vemos siendo entrevistada, estando a punto de dirigir y grabar la Quinta Sinfonía de Mahler, conversando con gente importante o dictando clases en la prestigiosa y exclusiva escuela Julliard.

En esta primera parte, que sirve para presentarnos al personaje, podemos conocer a una persona en apariencia muy segura de sí misma, que ha llegado a la cúspide de su carrera y que está muy bien relacionada; todo mostrado en secuencias muy ágiles y a pesar de la abundancia de diálogo, bastante amenas, y en algunos momentos (como cuando nos muestra los detalles del exclusivo mundo de la música clásica) hasta deslumbrantes.

Superada esta primera parte, el director nos va mostrando detalles que nos indican que este control y este poder de Lydia Tár podrían no son lo que parecen. Vamos viendo problemas que vienen del pasado, de las relaciones que ella ha tenido con algunas intérpretes de orquesta, de los cambios que quiere hacer en la orquesta, de las pastillas que toma, de la difícil relación con su pareja y también de lo que parece ser un sabotaje a sus nervios, desde su propia casa.

Estas dos Lydias, la que tiene todo bajo control y la que parece irse desmoronando tras una serie de malas decisiones, o mejor dicho, este proceso en el que la Lydia segura y manipuladora, va dando paso a una Lydia a la que las cosas le salen mal y todos abandonan, es interpretado magistralmente por la gran Cate Blanchet.

Es más podríamos decir que ella es la película, pues aparece casi en todos los encuadres, y si los casi 160 minutos de metraje no parecen excesivos, es porque ella siempre nos hace estar pendientes de lo que la pasa a su personaje. Con los diversos matices de su voz (que se pierde totalmente en la versión doblada), con sus miradas, los sutiles movimientos de su rostro o con su lenguaje corporal que se expresa con más fuerza cuando dirige la orquesta, Blanchet logra otra de su actuaciones 10 sobre 10, prácticamente perfecta.



Pero Tár tiene más cosas, podemos destacar un excelente trabajo de reparto pues todos los actores que aparecen con Blanchet no son opacados por ella. O podemos hablar también del excelente trabajo del cinematógrafo Florian Hoffmeister quien con precisos encuadres, iluminaciones o movimientos de cámara, ayuda a que no perdamos el interés por la protagonista. Y claro tenemos que hablar también de la partitura de Hildur Guonadottir, una de las más brillantes compositoras de música para cine de estos momentos, y que al igual que el personaje de Tár, se ha hecho de un lugar en un mundo predominantemente masculino.

Pero también debemos hablar de Todd Field, un actor-director de escasa filmografía, pero que ya había dado muestras de su conocimiento de las relaciones humanas en su obra anterior Little Children (2006). Field, no solo ha contado una biografía de manera brillante, sino que también ha tocado con maestría temas que hoy preocupan mucho como la llamada cultura de la cancelación, el abuso del poder y la fuerza de las denuncias.

Concluyendo Tár es una película exquisita, si viviéramos en un mundo ideal debería llevarse todos los óscares, pero probablemente solo obtenga dos o tres. De todos modos, esperemos que Field no nos haga esperar tanto para su próxima película.

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