Babylon

 Damien Chazelle se reveló como una gran promesa en el cine hace algunos años con Whiplash (2014), que contaba la historia de un joven estudiante de música que tocaba la batería y debía sufrir el maltrato de un profesor maníaco.

Esa promesa se fue concretando más adelante con La La Land (2016), un sorprendente musical en toda la regla, que sin embargo se vio opacado por no recibir el Oscar a mejor película que fue a parar a manos de la hoy poco recordada  Moonlight.

Después del éxito de First Man(2018), se esperaba que Babylon fuera un gran éxito y la productora no escatimó en gastos para otorgarle un enorme presupuesto al realizador, quien pretendía al mismo tiempo rendir homenaje al Hollywood del cine silente de fines de los locos años 20 y al mismo tiempo criticar a un sistema que explotaba a sus artistas, succionando sus talentos y a quienes luego desechaba cuando dejaban de ser útiles.

Pero Babylon es mucho más que un homenaje o una diatriba. Desde el inicio ver esta película es como subirse a una montaña rusa a toda velocidad que parece que siempre está a punto de descarriarse, con un ritmo vertiginoso que apenas disminuye algo a la mitad, para luego volver con todo en el último tramo.



La película sigue a tres personajes el mozo mexicano Manny Rodríguez (un cumplidor Diego Calva), la aspirante a actriz Nellie La Roy (desperdiciada en un rol en el que no es otra cosa que una caricatura de sí mismo), y la estrella del cine mudo Jack Conrad (más convincente, gracias a una escena que lo hace salir mejor parado que sus compañeros). También podemos mencionar al trompetista Sidney Palmer (Jovan Adepo), por tratar de sacar adelante a un personaje atrapado en el cliché.

El ritmo y el vértigo de la primera hora, hace que la película parezca amena, aún a pesar de sus excesos y su larga duración. Los personajes caen bien al inicio, y todos estos momentos pueden tomarse como una cinta de humor, a veces muy negro pero humor al fin y al cabo.

El problema viene después, más o menos entrando a la segunda hora cuando la película pretende ponerse seria y pretende darle una profundidad dramática a sus personajes principales, cosa que no logra en ningún momento.

Tampoco es que la película sea muy original, pues varios momentos han sido tomados de Singin' in the Rain (1952) el clásico de Donen y Kelly, del que incluso vemos varias imágenes cerca del final.

La tercera hora es aún peor, salvo el rescatable diálogo entre Jack Conrad y la cronista Elinor St John (Jean Smart), la película inicia un descenso a los infiernos (por momentos literal), en la que se va borrando todo resto de humor y diversión que tenía la primera parte.

Finalmente el extensísimo epílogo tampoco ayuda a cerrar una historia que hace rato se le ha ido de las manos a su director. Del pretendido homenaje del que hablamos al inicio, quedan solo buenas intenciones.. 

Quizá todo hubiera funcionado mejor si Babylon se hubiera pensado como un musical pues la partitura de Justin Hurtwitz, junto a la edición de Tom Cross es de lo mejor de la película -a diferencia de la irregular fotografía de Linus Sandgren- pero eso nunca lo sabremos.

Podemos decir sin dudas, que es el film más flojo de Damien Chazelle, pero aún así se trata de una producción superior al promedio. Veremos si más adelante se repone de este traspiés. 


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