Horas Difíciles

La Hora Más Oscura

Gary Oldman es con toda seguridad uno de los actores más solventes de la actualidad. Con una larguísima trayectoria que lo han llevado a actuar en casi un centenar de trabajos,  no ha obtenido sin embargo hasta el momento el codiciado Oscar. Solo fue nominado anteriormente vez por su papel de George Smiley en Tailor, Tinker, Soldier, Spy, un drama de espías, dirigido por el sueco Tomas Alfredson.
Ahora es muy probable que logre su deseo gracias a este film La Hora Más Oscura (Darkest Hour) a cargo de su paisano Joe Wright, en el que encarna al primer ministro británico de la Segunda Guerra Mundial Sir Winston Churchill.
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La Hora Más Oscura no es un biopic, tampoco una cinta bélica. Es más un thriller político centrado en uno de los momentos más difíciles del Reino Unido, en los que estuvo a punto de desaparecer como nación: Hitler ha invadido Polonia, Checoslovaquia y se apresta a invadir Holanda y Bélgica, los parlamentarios ingleses no están contentos con la actuación de su Primer Ministro Neville Chamberlain y deciden retirarle la confianza, en su lugar nombran a Winston Churchill, a pesar de que el rey y muchos otros habrían preferido a Lord Halifax.
Una vez asumido el mando, Churchill se dará cuenta que las guerras que tiene que enfrentar no serán fáciles, sobre todo por sus enemigos, que no son tanto Hitler y Musolini, como sus compatriotas Chamberlain y Halifax quienes quieren forzarlo a firmar una humillante paz con Hitler, y dejar de pelear una guerra que ya consideran perdida.
Wright dirige el filme con corrección, dejando a actuar a Oldman, que es el pilar en el que se sostiene la película, pues aparte de él, el rey, su esposa, su secretaria y su archienemigo Halifax (bien interpretado por Stephen Dillane), todos los demás personajes son meras comparsas y no permiten el lucimiento de sus actores.
Oldman se mimetiza por completo con el personaje, imita sus poses, sus gestos, las inflexiones de su voz, logrando no solo que reconozcamos en él a Churchill, sino también que nos metamos dentro de su mente, y sintamos sus iras, deseos y temores.
Fuera de eso, la película se mueve dentro de lo convencional, a pesar de los intensos claroscuros y movimientos de cámara de Bruno Delbonell. Solo hay un momento (atención spoilers) en que la cinta rompe con ese convencionalismo, y es una escena casi surreal, en la que Churchill abandona su auto y decide irse al parlamento en un metro, encontrándose con la gente común y obteniendo de ellos la inspiración que necesita. Justamente por salirse de lo común es una de las escenas mejor logradas de la película.
Si bien no se trata de una obra maestra, La Hora más Oscura, sirve como película histórica, y sería recomendable verla junto a otra de las nominadas al Oscar: Dunquerque, de Christopher Nolan, pues ambas se ubican en la misma época (mayo, 1940) y dan una visión más completa de esos difíciles momentos de la historia, no solo de Europa, sino también de la humanidad.














































































































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