Hasta pronto Marianne

La conocí en 1993, durante el estreno de su segundo largo y mejor trabajo La Vida es una Sola. Ya había leído sobre ella, sobre todo cuando el diario La República contó la historia de una cineasta itinerante, que luego de la derogación de la ley Fomento de la Industria Cinematográfica por parte de Fujimori en 1992, se quedó de pronto sin ninguna sala para exhibir su película.

Habiendose endeudado para el rodaje, se armó de valor y negoció sala por sala el estreno de su film. Cuando le tocaba estrenar en provincias viajaba hasta allá, y se quedaba en todas las funciones contando los boletos en taquilla y cerrando las cuentas con el dueño o administrador de la sala.

Fue así como supe que llegaría a Sullana, en la región Piura, para estrenar su película en una de las tres salas que existían allá: el cine Sullana. Yo estaba haciendo mis primeras críticas y notas para El Tiempo, el diario decano de Piura y sin pensarlo dos veces viajé a Sullana a ver su película y conocerla, sería la primera vez que entrevistaría a una cineasta. Aproveché para llevar a mis papás que vivían allá para llevarlos a ver el film.

Fueron felices y quedaron encantados con la película y se acercaron conmigo a felicitarla, al final le propusimos tomar un café, nos miró algo extrañada pero aceptó. Allí estuvimos los cuatro hablando de su película, me prestó material promocional para el diario y matizamos la charla con café, sandwich de pavo y chifles, un clásico norteño. 

Marianne nos contó que había sufrido mucho para hacer esa película, Sendero Luminoso todavía existía al momento de rodarla y la gente no quería participar en un film que hable de él.  Felizmente logró superar esas dificultades y contó con un cámara de lujo: César Pérez, operador que había trabajado con el boliviano Jorge Sanjinez, y que tenía un pulso tan bueno que sus cámara en mano parecían steadycam. Yo tenía ya mi nota y mi crítica para El Tiempo.

Semanas después la película se estrenó en Piura, y nuevamente conversamos siempre de cine, pero ya no solo de cine nacional, sino también del de otras latitudes, hablamos por ejemplo de Como agua para Chocolate, la película de Alfonso Arau que estaba dando que hablar en ese entonces ("me gustó un poco, pero falla en la creación de los personajes masculinos",  me dijo) de Unforgiven del gran Clint Eastwood y porsupuesto de cine nórdico y el gran Ingmar Bergman.

Como ella era noruega, le pregunté si llegó a necesitar subtítulos: "el sueco y el noruego se parecen mucho, son casi la misma lengua, así que lo he visto de Bergman, lo vi en su idioma original". Para mí que alguien entienda a uno de mis directores favoritos en su idioma, era simplemente lo máximo. Al despedirnos me dijo: "Muchas gracias Milton por apoyar al cine peruano".

Felizmente gracias a su tenacidad nórdica, llevó su película por decenas de ciudades del país y recuperó su inversión. La película además se estrenó en varios festivales.

Tiempo después, en pleno Niño de 1998 recibí una llamada de ella a El Tiempo, me invitaba al rodaje de su tercer largo La Carnada, película filmada en El Ñuro, cerca de Los Organos, Piura y protagonizada por Mónica Sánchez. Lamentablemente las carreteras estaban destrozadas, había que hacer transbordos y había posibilidades de que las quebradas bajen y te quedes aislado en el camino, así que me dolió mucho, pero no pude cubrir el rodaje.

Luego perdimos contacto, pero años después se dio la oportunidad de volverla a encontrar en el Festival de Lima de 2019, donde participé como jurado del premio Apreci. Ella asistía como invitada a todas las funciones especiales, porque recibió un premio especial por su trayectoria.

Tuve la oportunidad de ver Dibujando Memorias, su excelente mediometraje documental sobre un grupo de víctimas de Sendero que intetan superar sus traumas dibujando junto a sus hijos. Me volví a presentar (el tiempo no pasa en vano), la  felicité y le dije que había dejando un trabajo muy importante para la pacificación del país.



Como llegaba siempre puntual a las funciones especiales, conversábamos en los minutos previos a las proyecciones, llegué a disculparme por no poder acompañarla en El Ñuro y me dijo que no me preocupara, que era casi imposible movilizarse en esos días del Fenómeno de El Niño. Nos despedimos  días después en la proyección especial de Mama Coca, que se presentó en el CinePlanet Alcázar.

Tenía la esperanza de volverla a encontrar en el regreso a la presencialidad del Festival de Lima, pero hoy nos despertamos con la triste noticia de su partida. Deja una importante obra, felizmente disponible en Cineaparte (https://www.cineaparte.com/b/marianne-eyde), una plataforma de cine nacional con precios bastante asequibles.

Dejas un gran vacío Marianne, pero nos quedan tus películas.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Nota muy humana y profesional, mi estimado Milton. Muchos saludos.

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