Festival Al Este de Lima XI Edición

Esta es la primera ocasión que hemos podido acceder a las películas del Festival Al Este de Lima, gracias a que al igual que otros festivales ha estado disponible por streaming y además con buenas ofertas. Durante poco más de una semana hemos podido tener acceso a un cine que ya era casi imposible ver en las salas comerciales en la era pre covid, y que tiene mucho que decirnos.
Aquí en orden de preferencia las reseñas de las películas que pudimos ver.

Nina Wu (de Midi Z. Taiwan 2019)
Como país invitado, se presentaron hasta 4 películas de Taiwan de la cual solo pudimos ver esta desafiante obra del birmano Midi Z, que cuenta la historia de una influencer, quien es contratada para estelarizar un film de espías.
A medida que se va desarrollando el rodaje y que avanza la película el director borra a propósito las fronteras entre la historia que estamos viendo y la que se está contando en la filmación, la misma se va convirtiendo en una tortura para la protagonista.


Hacia la mitad de la película, coincidiendo con un descanso del rodaje, la protagonista debe viajar a su pueblo, por un problema de salud de su madre. Una vez allá deberá enfrentarse con otro tipo de problemas: con casos del pasado que ella aparentemente había superado. Acá nuevamente nos enfrentamos a fronteras difuminadas de la realidad, en este caso del supuesto presente de la actriz con sus sueños o recuerdos,  que nos traen a la mente al David Lynch de Mulholand Drive y de Inland Empire.
A través de un gran dominio del encuadre y movimientos de cámara (sorprendentes steadicams), Midi Z se nos revela como un director muy interesante, ojalá tengamos la oportunidad de ver más películas suyas.

Lo Que Arde (O que Arde de Olivier Laxe. España 2019)
Amador es un conocido pirómano que ha obtenido su libertad tras haber cumplido tres cuartas parte de su condena. Regresa a su pueblo natal donde nadie lo espera y todos le miran con recelo. Vuelve a vivir con su anciana madre, pero ya se ver que no será fácil reinsentarse.
 A medio camino entre el documental y la ficción, el gallego francés Laxe nos muestra con detalle la agreste naturaleza de los bosques de Galicia, a la que permite expresarse y convertirla en un personaje más, a través de sus cerros, su gran vegetación, y la lluvia que cae con frecuencia.
Donde más destaca el oficio de Laxe sin embargo, es en el incendio final, donde vemos cómo toda esa naturaleza va siendo consumida lentamente, y cómo afecta a los pobladores, al punto que algunos prefieren quedarse y ser consumidos por las llamas que ser evacuados.

Solo nos queda bailar (And then we danced. Levin Akin. Suecia-Georgia 2019)
Esta es la película inaugural del festival, y cuenta la historia de Merab (Geban Melbakhiani) un joven bailarín que se esfuerza mucho para ingresar a la Compañía Nacional de Danza de Georgia, pero no cuenta con el favor de su instructor y además debe trabajar duro para apoyar a su familia.



Un día llega a los ensayos Irakli (Bachi Valishvili), un bailarín extraordinario a quien al comienzo Merab ve con cierto celo, pero que luego termina hechizado por su personalidad.
Con algunas similitudes a Call me by your name y Whiplash, Solo nos queda Bailar parece una historia promedio con algunos lugares comunes hasta su media hora final, donde se hace más evidente la denuncia a una sociedad intolerante y en la que el protagonista finalmente se encuentra a sí mismo.

Estaba en casa pero...(Ich war zuhause, aber... Angela Schanelec. Serbia-Alemania 2019)
El hijo de una ama de casa, regresa a casa luego de estar una semana desaparecido tras la muerte de su padre. Tras ese punto de partida dramático podría pensarse que a continuación viene una investigación que resolverá misterios, o un intenso drama de relaciones familiares.
Pero la directora germana Angela Schanelec emplea esa partida apenas como pretexto para mostrarnos el día a día de Astrid (interpretada por su habitual Maren Eggert), una ama de casa que no está muy en sus cabales.
Con una gran cantidad de planos fijos y apenas uno que otro travelling de segumiento, la directora nos presenta una historia exigente a lo Antonioni y minimalista a lo Bresson, a quien parece querer homenajear en los planos iniciales y finales.

Historias del Bosque de Castaños (Zgobde iz kostanjevih gozdov de Gregor Bozic Eslovenia, 2019)
En un bosque donde crecen castaños, ubicado en la frontera entre Eslovenia (entonces Yugoslavia) e Italia, se cruzan los destinos de dos personajes solitarios que de modo diferente han experimentado pérdidas: Mario, un viejo carpintero y Marta una recolectora de castaños en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Filmada en tonos fríos y con un ritmo lento que le da un constante aire melancólico y de ensueño, Bozic nos va mostrando cómo se cruzan estos destinos a través de flashabacks, sueños y también con una divertida cuota de realismo mágico, con un trío sobrenatural.
Sorprende también un pequeño momento musical con una canción en italiano de Sylvie Vartan La Piu Bella, una pequeña licencia temporal, con coreografía incluida.

A los Que se Quedaron (Akik Maradtak de Barnabás Toth, Hungría 2019)
Otra historia de series solitarios con pérdidas cuyos destinos se cruzan, nuevamente en los años posteriores al Segunda Guerra Mundial. Esta vez es el caso de un ginecólogo (Károly Hadjuk) y una paciente adolescente (Abigél Zöke), quien tras ser llevada por su tía, empieza a visitar al médico sin pensar en  despegarse de él.

El médico ha perdido a su esposa, ella a sus padres y así ambos se juntan en una relación simbiótica, sin malicia algu na, pero que la sociedad de ese entonces, dominada por el partido comunista húngaro no ve con buenos ojos.
Narrada con soltura, y con actuaciones correctas, la película se deja ver sin problemas, pero corre el riesgo de olvidarse sin problemas también.

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