Contra la Tiranía del Doblaje


Sabemos que escribir esto es ir a contracorriente: el doblaje es una realidad cada vez más creciente en las salas de cine, y mucha gente lo aprueba, pero ello no quita lo que realmente es: un atentado contra la integridad de una obra de arte.

Durante muchos años el Perú (además de otros países de Latinoamérica), fue una tierra privilegiada para los estrenos cinematográficos, salvo las películas de dibujos animados, casi todos los estrenos venían en su versión original con subtítulos, y el doblaje estaba limitado prácticamente a la televisión.
Pero hacia fines de la primera década de este nuevo siglo esto empezó a cambiar, el oligopolio de estudios que maneja Hollywood, el cual durante muchos años se resistía a exportar sus películas dobladas para ahorrar costos, luego se dio cuenta que más gente asistía a los estrenos de películas dobladas, que a las subtituladas y entonces cambió de idea y empezó  a doblar prácticamente todos los filmes  que llegan a este país.
Obviamente esto no habría pasado sin la complicidad del público. Gran parte de él considera una molestia innecesaria a los subtítulos e incluso está dispuesto a escuchar versiones dobladas en el hiperexpresivo español europeo, con tal de no tener que leer lo que dicen los personajes en pantalla.
Aunque no se han hecho estudios al respecto, es muy posible que exista una correlación entre los cada vez más crecientes problemas de comprensión de lectura que presentan los estudiantes hoy, y los deseos de no querer subtítulos en pantalla.

ATENTADO Y MUTILACIÓN
Pero esta no es una cuestión de gustos, ni tampoco un asunto meramente económico, siendo objetivos, es una mutilación contra las películas, un atentado contra una obra de arte, una adulteración con la que un film pierde un porcentaje más o menos relevante de su contenido, en aras de mayores ingresos o la supuesta comodidad de sus espectadores.
Quizá les pueda parecer exagerado el término mutilación pero, ¿cómo llamar de otra forma a una práctica que extirpa de raíz todas las voces originales de su producción y suprima o modifica todo el resto de sonidos que las acompañan, para reemplazarlas por otros?.
Esto da como resultado dos películas diferentes. ¿Qué tanto? Depende de la calidad de los dobladores y de las modificaciones hechas, pero hay experiencias como la del crítico André Massenet, de la web española spinof, quien compara las versiones doblada y original de El Silencio de los Inocentes (The Silence of the Lambs, 1991) y dice:” La ví en V.O algunos meses después en mi casa, y por fin vi la película. La otra no era la película original, sino un sucedáneo, un producto adulterado. Tal cual.”
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Mucho del diálogo entre Clarice y Hannibal, se pierde con el doblaje.
Puede dar fe de esta declaración porque a mí me pasó lo mismo: luego de ver la versión original en inglés, se puede decir que realmente vi la película, las voces de los actores originales (entre ellos el gran Anthony Hopkins) son irremplazables.
Existen otros casos en los que la tiranía y exterminio creativo del doblaje es aún más evidente: en Bastardos sin Gloria (Inglourious Basterds 2009)  de Quentin Tarantino, por ejemplo hay una escena donde ocurre una masacre a causa de una confusión idiomática. El director la filmó en alemán, destacando los diferentes acentos germanos, obviamente todo esto es borrado de un plomazo, si todos salen hablando en español neutro.
De igual modo en Spanglish (2004) de James L. Brooks, que narra la historia de una ama de llaves mejicana (Paz Vega) en California, quien no habla inglés y tiene dificultades para entenderse con sus patrones. Varios enredos y malentendidos cómicos se dan justamente por el poco inglés que habla la empleada y el pésimo español de su patrón (Adam Sandler). Todo esto se pierde con el doblaje, porque allí mágicamente todos hablan español. Peor aún, para indicar que el personaje de Sandler está hablando inglés lo hacen hablar un español con un horrible acento supuestamente norteamericano.
Concluyendo la próxima vez que quiera ir a ver su película favorita piénselo bien antes de comprar entradas para la versión doblada: recuerde, no estará viendo la versión original, sino una adulterada, mutilada, un sucedáneo de la obra concebida por su director. 

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