Nickel Boys
Ramell Ross es un escritor y documentalista norteamericano, que sorprendió con su primer largo, trabajo por el cual se llevó un Emmy y una nominación al Oscar al mejor documental. Para su segundo largo ha decidido adaptar la novela de Colson Whitehead Nickel Boys, que relata las vivencias de un par de amigos en un centro de detección para delincuentes juveniles, en los años 60, en Florida.
La película comienza con la historia de Elwood, un niño huérfano de raza negra, muy inteligente que residía en Florida, al sur de Estados Unidos. Criado por su abuela, destacó pronto en la escuela y cuando termina secundaria su profesor le propone ir a una universidad gratuita para niños destacados. En el camino a su primer día en esa institución es "jalado" por un conductor que para mala suerte resultó ser un ladrón de autos.
De nada sirvió decir que él no tenía nada que ver; eran los años 60 y si eras una persona de color en Estados Unidos ibas inmediatamente preso. Como era menor de edad fue enviado a un reformatorio llamada Nickel, donde pronto se hace amigo de Turner, quien pronto lo pone al corriente de todas las atrocidades que ocurren en ese lugar.
Como marca personal, el director Ross recurre a un estilo audiovisual particular para contarnos a esta historia: renuncia a los recursos clásicos de planos generales, movimientos y transiciones sutiles para emplear en cambio planos subjetivos (que generalmente muestran el punto de vista de los dos protagonistas), como consecuencia de ellos planos medios o enteros, con personajes rompiendo la cuarta pared (o hablandole a la cámara), transiciones bruscas e insertos de imágenes de otras fuentes (destacan documentales, la película Fuga en Cadenas de 1958, o imágenes sueltas que cobrarán pleno sentido más adelante).
Este estilo original funciona muy bien en la primera parte, donde se sugiere que lo que estamos viendo son evocaciones y las imágenes emulan muy bien la naturaleza imprecisa, opaca o nebulosa de los recuerdos. Pero esta manera de filmar no se limita a los primeros momentos, sino que se extiende a todo el metraje de la cinta y en momentos llega a cansar.
Sin embargo la película se sostiene por los diálogos e interacción entre Elwood y Turner, que tienen una amistad sincera, pero modos opuestos de ver la realidad. El primero optimista e idalista y el segundo realista y cínico, que ha aprendido que esa forma de ser podría ser su garantía de sobrevivir, en un lugar donde muchos chicos han desparecido y se sospecha que están enterrados en un cementerio clandestino.
Otro acierto de Ross es no regodearse en los momentos duros de la película, cuando estos ocurren la cámara gira y nosotros escuchamos ruidos fuera de campo o somos llevados a otra realidad por uno de los insertos mencionados. Pero igual es fácil darse cuenta de las consecuencias del racismo imperante, las injustas marginaciones a las personas de color, las torturas, abusos y los asesinatos.
A diferencia de las películas tradicionales de este tipo, donde hacia el final el director explica con lujo de detalles (incluyendo textos e imágenes) lo que ocurrió, y muestra como están los personajes en la actualidad, acá solo vemos algunas pocas escenas que son difíciles de apreciar por los planos subjetivos de los que ya hemos hablado,pero que a partir de las cuales cualquier espectador podrá deducir qué ocurrió con Elwood, Turner y se llegaron a descubrir los horrendos crímenes que ocurrieron en Nickel.
En suma, se trata de una película bastante interesante, muy lograda y sorprendente para ser la segunda obra de un realizador. Es una lástima que no se la haya promocionado lo suficiente y esté pasando práticamente desapercibida, ni siquiera se estrenará en cines sino que irá de frente al streaming. Quizá sea por esta razón que solo haya sido nominada a dos óscares: mejor película y mejor guion adaptado. Ojalá que aunque sea obtenga este último.
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