Akelarre

 Entre los siglos XV y XVII en varios países de Europa y algunas de las colonias de América, se llevaron a cabo  persecuciones contra la herejía que luego derivaron en cacerías de brujas, entre las que se estima murieron entre 40 y 60 mil personas, el ochenta por ciento de ellos mujeres.

Si bien España no está entre los países europeos con más persecución de brujas (Suiza y Alemania ostentan ese dehnoroso récord), igual existieron, especialmente en el Euskadi, el país vasco, lugar donde se ambienta este film del argentino Pablo Agüero.

La película comienza en una población rural cercana al mar, donde la mayoría de los hombres han salido de pesca y no regresarán en varios días. Al pueblo llega una delegación compuesta por un juez, un inquisidor y varios soldados en busca de practicantes de brujería, para enjuiciarlas y si amerita (casi siempre sí) ejecutarlas.



Entre quienes se llevan está un grupo de adolescentes, algunas parientes entre sí, que no tienen ni idea de lo que es la brujería, y que temen por su vida porque cada vez es más evidente que digan lo que digan, con o sin tortura, ese tribunal las quemará vivas.

Pero de lo que también se dan cuenta, es que tanto el juez como el inquisidor, se muestran muy interesados en saber de lo que ellos llaman el Sabbat o Misa Negra, un ritual pagano por el que las brujas terminando pactando con el diablo y que hasta el momento nadie ha visto. Viendo allí una oportunidad de ganar tiempo hasta que lleguen sus parientes del mar, ellas deciden seguirles la corriente.

Utilizando recursos del cine de terror como la fotografía iluminada en clave baja (gran trabajo de Javier Aguirre), los ruidos exagerados y la música de unas cuerdas en tonos graves, Agüero nos presenta una cinta inquietante, atrayente y repelente al mismo tiempo, con una cámara en mano que registra todo, y que ayuda a que el espectador sea captado de inmediato y luego no pueda ya escapar hasta llegar al minuto final.

Con reminiscencias del cine expresionista alemán, o el Dreyer de La Pasión de Juana de Arco, mezclado con el arte de contar cuentos de la Sherezada de Las Mil y unas Noches, Akelarre es además un relato para estos tiempos, que muestra a unas mujeres dispuestas a hacer la lucha y no dejarse pisotear por los delirios de unos fanáticos intolerantes, quienes además de su misoginia tienen también una alta dosis de xenofobia ante todo lo que es vasco ("no habléis en esa lengua infernal", "el País Vasco es donde más se dan la brujería").

Akelarre no sería la película que es, sino contara con el excelente elenco encabezado por Alex Brendemühl, Amaia Aberasturi (ambos realizan un duelo actoral in crescendo muy exigente) y un grupo de chicas en su mayoría debutantes, que realizan una complicada actuación conjunta hacia el final, sorprendente, casi hipnótica.

Con siete largos en su haber (entre los que destacan Salamandra y Eva no duerme aquí), este director mendocino, que ha hecho toda su carrera en Francia, se muestra como uno los talentos a los cuales hay que seguir prestando atención en los próximos años. 


Comentarios

Entradas populares