Erase una vez en Hollywood
Es imposible ser indiferente con Quentin Tarantino (Knoxville 1963), puedes llegar a amar u odiar sus películas, pero ninguna de ellas se te olvidará.
Obviamente eso se repite con Once Upon a Time in Hollywood (Érase una vez en Hollywood), la película en el que el realizador rinde homenaje al Hollywood de los años sesenta, a través de tres personajes: el actor venido a menos Rick Dalton (Leonardo di Caprio), su doble Cliff Booth (Brad Pitt) y la actriz Sharon Tate (Margot Robbie), personaje basado en la actriz de la vida real que falleció en los '60, pero que acá vive en su propia realidad.
La película tiene una estructura narrativa algo diferente a la de los últimos filmes de Tarantino: no tiene una línea narrativa muy definida, las dos historias principales corren de manera paralela y solo confluyen al final y hay algunos segmentos muy bien realizados, pero que incluso podrían ser apartados del film o reducidos a la mínima expresión, sin que eso altere el final de la historia, aunque justamente esos segmentos terminan siendo de los mejores en la película.
Además de las buenas dotes narrativas de Quentin que nos permiten ver sin problemas una película de casi tres horas, la película se apoya en un magnífico casting, entre los que destaca sobre todo Brad Pitt, quien da vida a un bien intencionado, pero problemático doble Cliff Booth, Di Caprio, Pacino, Robbie están también muy bien, pero no hay que dejar de mencionar a Bruce Dern y sobre todo a la niña Julia Butters, quien tiene uno de los mejores diálogos de la película, interpretando a la niña actriz Trudi Fraser.
La película además exuda nostalgia por todos lados, mostrando una recreación de época muy detallada y rindiendo homenaje a películas y a estrellas del pasado como Steve McQueen, el Clint Eastwood de los spaghetti western, Dean Martin entre otros, lo cual hace imposible no sentirse conmovido con este trabajo, sobre todo si conocemos algo de los últimos días del Hollywood clásico.
De hecho, para que la experiencia fuera mucho más completa, Tarantino estrenó en los días previos a la premiere de este film, un pequeño "festival" en la televisión por cable (acá se vio en el canal Sony), en donde él presentaba y comentaba las películas en las que se había basado para hacer Once Upon a Time in Hollywood.
Hay algunos a los que no les gusta la alteración de los hechos reales, tal y como ya lo habíamos visto en Inglourios Basterds, pero como ya lo han dicho otros críticos: "Tarantino cree firmemente en que el cine puede y debe cambiar la Historia".
Obviamente eso se repite con Once Upon a Time in Hollywood (Érase una vez en Hollywood), la película en el que el realizador rinde homenaje al Hollywood de los años sesenta, a través de tres personajes: el actor venido a menos Rick Dalton (Leonardo di Caprio), su doble Cliff Booth (Brad Pitt) y la actriz Sharon Tate (Margot Robbie), personaje basado en la actriz de la vida real que falleció en los '60, pero que acá vive en su propia realidad.
La película tiene una estructura narrativa algo diferente a la de los últimos filmes de Tarantino: no tiene una línea narrativa muy definida, las dos historias principales corren de manera paralela y solo confluyen al final y hay algunos segmentos muy bien realizados, pero que incluso podrían ser apartados del film o reducidos a la mínima expresión, sin que eso altere el final de la historia, aunque justamente esos segmentos terminan siendo de los mejores en la película.
Además de las buenas dotes narrativas de Quentin que nos permiten ver sin problemas una película de casi tres horas, la película se apoya en un magnífico casting, entre los que destaca sobre todo Brad Pitt, quien da vida a un bien intencionado, pero problemático doble Cliff Booth, Di Caprio, Pacino, Robbie están también muy bien, pero no hay que dejar de mencionar a Bruce Dern y sobre todo a la niña Julia Butters, quien tiene uno de los mejores diálogos de la película, interpretando a la niña actriz Trudi Fraser.
La película además exuda nostalgia por todos lados, mostrando una recreación de época muy detallada y rindiendo homenaje a películas y a estrellas del pasado como Steve McQueen, el Clint Eastwood de los spaghetti western, Dean Martin entre otros, lo cual hace imposible no sentirse conmovido con este trabajo, sobre todo si conocemos algo de los últimos días del Hollywood clásico.
De hecho, para que la experiencia fuera mucho más completa, Tarantino estrenó en los días previos a la premiere de este film, un pequeño "festival" en la televisión por cable (acá se vio en el canal Sony), en donde él presentaba y comentaba las películas en las que se había basado para hacer Once Upon a Time in Hollywood.
Hay algunos a los que no les gusta la alteración de los hechos reales, tal y como ya lo habíamos visto en Inglourios Basterds, pero como ya lo han dicho otros críticos: "Tarantino cree firmemente en que el cine puede y debe cambiar la Historia".
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