Ford vs Ferrari
Tuvo un estreno muy limitado a fines del año pasado, solo en algunas salas de Lima, en horarios bien especiales, apenas duró unos días en cartelera y además le pusieron el horrible título de Contra lo Imposible, pero aún así, nada quita que Ford vs Ferrari sea una de las mejores películas del 2019 y unas de las que debería llevarse al menos más de una estatuilla este 9 de febrero.
Dirigida por James Mangold (cuyos 16 trabajos incluyen la más que interesantes Copland, Inocencia Interumpida, Train to Yuma y Logan), Ford vs Ferrari está basada en un hecho real: el ingreso de la empresa estadounidense Ford al mundo de los circuitos de carreras, dominado entonces por la italiana Ferrari.
Después de una humillación pública por parte de Ferrari, Henry Ford II, el presidente de la empresa norteamericana, decide entrar con todo al mundo de las carreras de autos deportivos y pide contratar al mejor mecánico y al mejor piloto de los Estados Unidos, para preparar un auto digno de campeonar y de esta forma vengarse.
Es entonces cuando Carrol Shelby y Ken Miles son llamados para hacerse cargo del proyecto, pero lo que debería ser una carrera fácil de ganar, se convierte en una carrera de obstáculos, llena de trucos sucios en su mayoría generados dentro de la misma empresa.
La película debe mucho a la dupla protagonista conformada por Matt Damon y Christian Bale, aunque huelga decir que es este último quien se roba casi todas las escenas donde aparece. Nuevamente transformado (si el año anterior engordó un montón para Vice, ahora luce sumamente delgado), Bale se convierte en el piloto-mecánico Miles, y le da vida a un personaje que puede ser algo inestable y bocón, pero que tiene una gran cualidad: su gran pasión por los autos.
Destaca también el villano interpretado por Josh Wilson, un ejecutivo creído, que logra ser odiado casi desde el primer segundo que aparece.
Mangold articula los enfrentamientos entre estos personajes como si fuera un western (género al que le tiene especial aprecio) y eso le da un encanto único y trascendental a esta cinta de carreras.
El otro gran atractivo son las secuencias de las pruebas y carreras de autos, hechas con enorme realismo, y que mete de cabeza al espectador dentro de ellas. Especialmente en la escena clímax, en la cual todos esperamos con desesperación que gane el héroe.
Luego de una etapa en que parecía haber sido relegado, James Mangold regresa con fuerza, y prueba que es uno de los directores más talentosos del Hollywood actual. Ya es hora de que obtenga más reconocimientos.
Dirigida por James Mangold (cuyos 16 trabajos incluyen la más que interesantes Copland, Inocencia Interumpida, Train to Yuma y Logan), Ford vs Ferrari está basada en un hecho real: el ingreso de la empresa estadounidense Ford al mundo de los circuitos de carreras, dominado entonces por la italiana Ferrari.
Después de una humillación pública por parte de Ferrari, Henry Ford II, el presidente de la empresa norteamericana, decide entrar con todo al mundo de las carreras de autos deportivos y pide contratar al mejor mecánico y al mejor piloto de los Estados Unidos, para preparar un auto digno de campeonar y de esta forma vengarse.
Es entonces cuando Carrol Shelby y Ken Miles son llamados para hacerse cargo del proyecto, pero lo que debería ser una carrera fácil de ganar, se convierte en una carrera de obstáculos, llena de trucos sucios en su mayoría generados dentro de la misma empresa.
La película debe mucho a la dupla protagonista conformada por Matt Damon y Christian Bale, aunque huelga decir que es este último quien se roba casi todas las escenas donde aparece. Nuevamente transformado (si el año anterior engordó un montón para Vice, ahora luce sumamente delgado), Bale se convierte en el piloto-mecánico Miles, y le da vida a un personaje que puede ser algo inestable y bocón, pero que tiene una gran cualidad: su gran pasión por los autos.
Destaca también el villano interpretado por Josh Wilson, un ejecutivo creído, que logra ser odiado casi desde el primer segundo que aparece.
Mangold articula los enfrentamientos entre estos personajes como si fuera un western (género al que le tiene especial aprecio) y eso le da un encanto único y trascendental a esta cinta de carreras.
El otro gran atractivo son las secuencias de las pruebas y carreras de autos, hechas con enorme realismo, y que mete de cabeza al espectador dentro de ellas. Especialmente en la escena clímax, en la cual todos esperamos con desesperación que gane el héroe.
Luego de una etapa en que parecía haber sido relegado, James Mangold regresa con fuerza, y prueba que es uno de los directores más talentosos del Hollywood actual. Ya es hora de que obtenga más reconocimientos.
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