Cuatro Cuentos de Roald Dahl de Wes Anderson

Que Wes Anderson parece estar llegando a un momento límite de su trayectoria, es cada vez más evidente. Ya en Asteroid City, la película en el que lleva su estilo en el que la dirección de arte opaca todo lo demás, al extremo, estaba dando muestras de eso.

En esta ocasión ha querido llevar a la pantalla cuatro cuentos no muy famosos (al menos de este lado del continente) del escritor británico Roald Dahl: La Maravillosa vida de Henry Sugar, El Desratizador, Veneno y El Cisne. Cabe destacar que es la segunda vez que Anderson adapta una obra de Dahl, antes lo hizo con El Fantástico Sr. Fox, una de sus mejores películas.

El primer cuento, que es el más largo, cuenta la vida de Henry Sugar un tipo que desarrolla la habilidad especial de ver sin abriri los ojos, está protagonizada por Bennedict Cumberbatch. El Desratizador (The Ratman) es probablemente la historia más macabra, cuenta las siniestras habilidades exterminadoras del personaje del título encarnado por Ralph Fiennes. 

Veneno (Poison) es probablemente el más humorístico de todos, aunque hay que tener en cuenta que se trata del humor de Anderson, en esta ocasión el personaje principal interpretado por Cumberbatch llama a su sirviente (Dev Patel) para que le ayude a quitar una serpiente que se ha quedado dormida en su estómago, mientras él leía un libro en su cama.

Finalmente El Cisne (The Swan), es quizá el más logrado de todos, aunque es también el más minimalista; en este corto, la escenografía ha sido reemplazada por paredes y puertas de paja y la historia es contada por un narrador (Rupert Friend) que supuestamente es también el protagonista: un niño que se enfrenta a dos bullys salvajes.

Cabe destacar que Fiennes es el único actor que aparece en todos los cortos, encarnando al autor de todos ellos, Roald Dahl.

Para todos estos cortos, Anderson emplea el mismo recurso narrativo, es uno o varios de los personajes los que van contando la historia, y lo hacen sin apenas adaptar el texto del original: los actores prácticamente no actúan, sino recitan el texto narrativo de cada historia.

Si  bien Anderson había usado voces en off y narradores omniscentes en algunos de sus films anteriores, lo que hace acá es mucho más audaz y experimental y no siempre le sale bien. Especialmente en el primero de los cortos mencionados, donde todos los actores recitan acelerados y con voz monocorde unos textos extensos que terminan por exasperar al espectador.



Por otro lado, el aspecto visual en el que siempre destacaban sus creativas escenografías ahora lucen con todas las costuras expuestas (algo que ocurría también ya Asteroid City), mostrando toda su artificialidad.

Dicen que los fans de Anderson son muchos y están siempre dispuestos a aceptarle todo. Personalmente creo que sus seguidores ya no estarán tan dispuestos a ello y que después de ver estos cortos van a disminuir. Esperemos que esta especie de crisis o etapa experimental por la que está atravesando Anderson pase pronto y podamos disfrutar de la frescura, orignalidad y creatividad que tenían sus primeras historias.

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