Que no desaparezca

EL ELEFANTE DESAPARECIDO
Javier Fuentes-León, es un médico peruano que fue ganado por el cine y luego de estudios y trabajos en Estados Unidos, debuta inicialmente con largo que obtuvo varios premios Contracorriente, una tragedia ambientada en una caleta de pescadores del norte del país.
Cinco años después recién podemos ver este su segundo largo, que es un trabajo muy distinto al anterior que coquetea primero con el thriller policial y luego adquiere matices surrealistas, muy en la línea del maestro David Lynch.
Fuentes-León, nos presente la historia de Edo Celeste un exitoso escritor de novelas policiales que se resiste a creer que su mujer, desaparecida en el terremoto de Ica del 2007, haya fallecido. Tampoco parece encontrar consuelo en su trabajo, al punto que planea desaparecer a Felipe Aranda, el detective que es el personaje central de sus novelas.
En estas circunstancias ocurre algo inesperado, una extraña mujer Mara de Barclay, lo manda a llamar para saber por qué le han enviado a su casa un sobre con fotos dirigido a su nombre, del que además el remitente es Rafael Pineda, el primer esposo de Barclay, fallecido -al igual que la esposa de Celeste- hace 7 años.
Este es el inicio de un rompecabezas que Celeste deberá armar, que se complica además cuando durante una muestra fotográfica sobre sus novelas, aparece un tipo que es idéntico a la imagen que él tiene de Felipe Aranda (memorable escena de encuentro en el baño, que hace recordar al Kubrick de El Resplandor).
El encuentro en el baño, con reminiscencias de Lynch y Kubrick.
Todos estos elementos y la forma en cómo son presentados, hacen que el espectador se deje atrapar por la historia y no sea soltado hasta el final. Fuentes-León hilvana las tramas y subtramas con una gran habilidad recurriendo a tópicos de la novela policial y del thriller.
Para ello se vale de un buen grupo de actores encabezado por Salvador del Solar, los colombianos Angie Cepeda y Andrés Parra, Vanessa Saba, todos ellos correctos, aunque el que destaque nítidamente sobre el resto es Lucho Cáceres, quien probablemente se encuentre en el mejor momento de su carrera.
Técnicamente la cinta es inmejorable, un excelente trabajo de fotografía del mexicano Mauricio Vidal, la edición limpia del norteamericano Philip Bartel y en especial la música original a cargo de la peruana Selma Mutal, el mejor trabajo que hayamos escuchado para el cine peruano en estos últimos años.
Claro, hay algunos pequeños errores como la poca profundidad de la mayoría de los personajes o el final algo cantado y melodramático, pero son puntos que podemos pasar por alto y no desmerecen el conjunto de esta obra.
Javier Fuentes-León se confirma como un interesante director a seguir y ojalá que no nos haga esperar mucho para su próximo trabajo.
Película atípica en el cine peruano, El Elefante Desaparecido, es también la mejor película que hemos visto a lo largo de este 2014, lástima que no haya contado con un gran respaldo del público, y esté como su título a punto de desaparecer de cartelera. Así que vayan a verlo antes de que desaparezca.

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